martes, 26 de enero de 2010

Compositoras en el Clasicismo

Marianna Martínez (1744-1812) fue una reputada compositora del clasicismo, protegida de Pietro Metastasio, alumna de Franz Joseph Haydn, de Porpora y de Hasse, admirada por Mozart y Beethoven. Se trata de un personaje singular por su condición femenina y por su origen remotamente español. Pertenecía a una familia carlista que se trasladó desde Nápoles a Viena cuando el archiduque fue coronado emperador de Alemania. A pesar de su apellido, no hablaba español y su cultura era fundamentalmente cosmopolita. Sus composiciones responden a la moda de su época y presentan una buena factura. Este espectáculo, programado por el Festival de Otoño de Madrid, responde a una labor de rescate y de reivindicación, interesante y modesta, pero realizada con dignidad. Bajo el largo título Mariana Martínez (1744-1812), retrato de una compositora. De lo efímero, obsesivo e inalcanzable del amor: cantatas, sinfonía y concierto, el repertorio escogido nos da muestra de su quehacer en lo vocal y en lo instrumental. Cuatro cantatas escénicas a solo, con libreto de Metastasio, configuran el espectáculo teatral, que se completa con una sinfonía a modo de preludio y un concierto como intermedio. Las dos sopranos que alternaron en la interpretación de las cantatas, Olga Pitarch y Sylvie Athaparro, estuvieron entregadas e hicieron buenas interpretaciones. Mostraron bellas voces y arte exacto, aunque una dicción no siempre comprensible. Los músicos reunidos para formar la orquesta no eran malos, pero estuvieron desajustados. El director Juan Bautista Otero impuso cierto tedio y agravó los errores, impidiendo que aflorara el gracejo de las melodías, a pesar de la calidad de las cantantes y de las músicas. Su tarea como musicólogo e impulsor del proyecto es muy superior a su hacer como director. La puesta en escena fue aseada, pero estuvo encorsetada por una pretenciosidad impropia para de unas cantatas y con exceso de movimientos injustificados. El vestuario de Imma Rondan fue magnífico y dio mucho juego, aunque quedó mermado por la mala iluminación y unas pelucas de aquelarre. A pesar de estos fallos, el conjunto de la producción constituyó un estimable esfuerzo y un interesante homenaje a la compositora Mariana Martínez. El público lo escuchó todo con agrado y aplaudió con cortesía.


María Teresa Von Paradis: Nacida el 15 de mayo de 1759 y muerta el 1º de febrero de 1824, prácticamente cuando alcanzaba el uso de razón quedó completamente ciega y no obstante ello pronto se convirtió en la más celebrada de las pianistas Europeas de su tiempo, luego de haber recibido lecciones del famoso Holandés Ricter y más tarde con Koseluch, quien no vaciló en componer conciertos solistas para el teclado, a fin de que ella los ejecutara ante el público, cosa que igualmente hizo en varias ocasiones nadie menos que Amadeus Mozart, quien después de haberla escuchado en ella halló fiel intérprete de su pensamiento sonoro. Igualmente se destacó como organista de conciertos y como cantante habiendo recibido lecciones de Righini y composición y contrapunto con Friberth y con el abate Vogler. Hija de un noble barón, consejero imperial, tuvo como madrina a la Emperatriz María Teresa de Austria, quien fue su protectora, al concederle una pensión anual de 200 florines. En el año de 1784 se radicó en París y allí hizo amistad con su parienta María Antonieta de Habsburgo, reina de Francia, quien la presentó como noble y como artista ante la corte, siendo aplaudida y ampliamente reconocida por los estamentos intelectuales. De París siguió a Londres donde estuvo una temporada de medio año siendo recibida por el monarca inglés quien la encomendó al príncipe de Gales, por entonces celebrado violonchelista y luego compositor, con quien tocó en ocasiones varias sonatas para chelo y piano. Paseó por Bélgica y otras cortes Europeas, logrando éxitos enormes. Finalmente volvió a Viena para quedarse allí, donde escribió la mayoría de su abundante obra musical, valiéndose de un sistema de escritura musical inventado, para ella, como ciega, por su famoso amigo Riedinger. Se conocen de su pluma “Ariadna y Baco”, melodrama estrenado en 1791 con presencia del emperador Leopoldo; una pastoral de 1792, la cantata “Monumento nacional” compuesta por la ejecución de Luis XVI y María Antonieta; la ópera mágica “Rinaldo Algina”, estrenada en Praga. Muchos son sus tríos para piano, violín y chelo, como también canciones y partituras de cámara. Para orquesta de cámara se ha hecho su bellísima Siciliana.

4 comentarios:

  1. es de gran ayuda este tipo de información ya que las mujeres raramente son reconocidas. Yo tambien tengo un blog de literatura: cristiniqui.blogspot.com.es

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  2. GUAU ME PARESIO INCREIBLE

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  3. Hola, alguien conoce a algun cantante extranjero en el clasicismo? Muchas gracias

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